El futuro después de APEC

Una vez concluida con éxito la cumbre del APEC en Lima, corresponde mirar al futuro. Si bien dicho evento estuvo marcado por la defensa del libre mercado, ese no sería el panorama que nos espera en lo referido a las relaciones con los EE. UU. Las opiniones críticas sobre las políticas que Donald Trump aplicaría estuvieron presentes. Por ejemplo, el primer ministro de Canadá enfatizó que, durante el primer gobierno de Trump, este realizó un compromiso para romper uno de los tratados del NAFTA (tratado entre EE. UU., Canadá y México para liberar las restricciones comerciales), lo que tuvo consecuencias negativas, precisando que el libre comercio funciona solo si beneficia a todos.

Por su parte, el presidente vietnamita señaló que “el proteccionismo y las guerras solamente dejan pobreza”. Y, como era de esperarse, la opinión china fue discordante con las políticas de Trump. En ese sentido, el mensaje de Xi Jinping resaltó que “obstruir la cooperación económica bajo pretextos de todo tipo y obstinarse en dividir al mundo ya interdependiente es dar marcha atrás en la historia”.

La política proteccionista del presidente Trump podría originar problemas a nivel global. Y si a esta le sumamos el hecho de que el nuevo secretario de Estado será Marco Rubio, quien no oculta sus opiniones en contra de China, no resultaría extraño que pudieran efectuarse presiones de diferente tipo para que los países de la región limiten sus relaciones con el gigante asiático. Esto llegaría en momentos en que Chancay recién estaría iniciando sus operaciones. Sin embargo, EE. UU. debe evaluar las presiones que ejecutaría, ya que China es el primer socio comercial y un inversionista muy importante en casi todos los países de la región, por lo que estas medidas podrían tener el efecto contrario al esperado.

Diversos líderes de opinión en EE. UU. han emitido puntos de vista críticos sobre la potencia asiática; sin embargo, ninguna de estas opiniones ha venido acompañada de medidas concretas que ayuden a disminuir la dependencia de China en la región. Asimismo, si bien algunas de las críticas contra China tienen razón, como la evidente falta de transparencia en los tratos que realiza, existe una clara inconsistencia en otras, como criticar reiteradamente el monopolio estatal chino de la distribución de energía eléctrica en Lima mientras sus propias empresas contribuyen a ello. Por ejemplo, poco después de las opiniones de la jefa del Comando Sur de Operaciones de EE. UU. y otros líderes de opinión en el sentido de limitar la dependencia de China, el importante operador de energía estadounidense Sempra decidió vender su empresa (que poseía la mitad de la distribución eléctrica de Lima) a una empresa estatal china.

En otras palabras, no hubiera existido monopolio chino en la distribución eléctrica de Lima y Callao sin la decisión de Sempra. Y el argumento de los representantes de EE. UU., que afirman no poder obligar a sus empresas a seguir sus puntos de vista, mientras que en sus empresas estatales China sí puede hacerlo, no es suficiente.


Fuente: Diario Expreso

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